Polvo eres y con polvo embobarás.
Un mago comienza su actuación con un objetivo claro: entretener al público soberano asistente.
En el mundo de la política es sencillo mantener contento al elector: promesas, promesas y más promesas. Si además introduces en la chistera un pequeño "accidente", causado por la "imprudencia" de unos "moritos" despistados, el político progre alcanza el truco perfecto para solucionar la función principal, las elecciones generales.
Más complicado, a priori, resultaría mantener la confianza del electorado, pero ni un poquito de negociación pro-terrorista, ni problemas hipotecarios, ni muertes en Afganistán, ni resurrección de la Guerra Civil, ni... son argumentos suficientes para conseguir un vuelco electoral.
El político sociata, cual ilusionista de tercera, logra controlar a las masas mediante unos polvitos mágicos.
¡Polvo eres, y con polvo embobarás!
Paz Digital, 17-10-2007
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