Es un argumento interesante, repetido en varias tertuilas políticas y económicas, pero de difícil solución práctica, "el paro nos ahoga y estamos teniendo una de las legislaturas con menos protesta social".
El español de a pie es acomodado, lo es desde el momento que no se manifiesta en contra de un poder establecido que nos ha llevado a encabezar el desastre económico en Europa, pero siempre hemos recurrido al mismo tópico, "sólo nos movilizaremos cuando nos toquen el bolsillo". Pues bien, ¿no ha llegado ese momento para salir a la calle y exigir un ejercicio de responsabilidad, austeridad y gestión controlada de nuestro Desgobierno?.
La respuesta es sencilla, NO, no ha llegado ese momento, al menos para millones de españoles que sustentan la Dictadura sociata, pero ¿por qué?:
1. Los Sindicatos.
Amparados en las subvenciones que reciben, son sumisos y eficaces en su labor de tranquilizar las masas y concentrar sus ataques hacia los empresarios. Tomar la calle no tiene sentido si el objetivo de sus críticas no es el Partido Popular.
2. La economía sumergida.
Analizando datos no oficiales, en España tenemos un millón y medio de trabajadores que ingresan en "B", un millón y medio de parados ¿no descontentos?, un millón y medio de personas que aceptan con resignación su situación y que no piensan demostrar su desacuerdo al partido gobernante.
Esas mismas fuentes afirman que uno de cada cuatro euros que circulan por España lo hacen por debajo de la mesa de Hacienda. Euros no fiscalizados.
Tenemos que tomar en consideración las recientes declaraciones del Ministro Corbacho (con la consabida regañina del Secretario de Estado) sobre la economía sumergida.
¿Cuántos trabajadores españoles hacían chapuzas y cobraban sin declarar antes de la llegada de la actual crisis económica?
3. La mentalidad.
Basta salir a la calle y conversar con un ciudadano medio para comprobar que el cambio de intención de voto es algo mucho más complicado de lo que aparenta.
Lobotomizados por el mensaje que reciben de los medios de comunicación afines al régimen (mayoritarios) y de los políticos socialistas (mucho más cercanos en las zonas rurales) han llegado a una clara conclusión: esta crisis es global, sólo saldremos de ella cuando se cierre el ciclo, ningún partido político hará milagros y el PSOE no la ocultó, simplemente era imposible predecir su magnitud.
Analizando estos tres axiomas, la conclusión es sencilla, los españoles, haciendo gala de su deporte nacional, el pasotismo, no pretenden modificar la situación actual que atraviesa el país.
Mientras tanto, aumenta vertiginosamente el número de pacientes en las consultas de traumatología aquejados de dolores cervicales en busca de los tan ansiados brotes verdes.
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