EL VISIONARIO ERRANTE


El visionario falla, y cuando todo un partido político (en el Gobierno) confía sus decisiones a los presentimientos de un personaje, el sistema se resquebraja.

Pepe Blanco estaba convencido, encuestas internas en mano, de la más que presumible victoria de la "la Trini" en unas elecciones autonómicas. Para el bachiller, el enfrentamiento entre Aguirre y Jiménez se antojaba cuanto menos igualado. Con un poco de suerte y algo de campaña sucia sociata, optarían a arrebatar al PP uno de sus feudos inexpugnables.

Sólo había que superar un pequeño escollo, la presentación de la candidatura de Tomás Gómez, un guerrillero al margen de la oficialidad que desde su cargo de Secretario General del partido en Madrid osaba discutir la elección de Jiménez por el mismísimo Zentapé.

El resto es conocido por todos, amplio apoyo del aparato del partido a la malagueña, amenazas y descalificaciones al candidato nacido en los Países Bajos, declaraciones salidas de tono de determinados miembros del Gobierno (Rubalcaba rozó el esperpento) y.... jornada electoral, con la "sorprendente" (no tanto para aquellos que avalaban a Gómez) victoria del político no oficialista.

Para algunos analistas esta derrota supone el principio del fin del Zapaterismo. Para otros, una escusa más que perfecta para la más que previsible derota de los socialistas en la comunidad madrileña. Todos coinciden en una cosa,  la importancia del 3 de octubre en el futuro del PSOE.


Sea como fuere, Pepiño no anda fino...

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