...a lo mediático.
Mucho ha cambiado en sólo unos meses el aspecto de Víktor Yúshenko, candidato opositor a la presidencia de Ucrania que, según informa Michael Zimpfer, director de la clínica vienesa en la que fue tratado el político, fue envenenado con dioxinas del tipo TCDD, sustancia cancerígena encontrada en una concentración mil veces mayor a la cantidad normal.
Poco más se ha podido saber de la dolencia, ya que la familia del líder ucranio se ha negado a dar más detalles y sólo se confirma que los resultados han sido contrastados por dos laboratorios holandeses y uno alemán.
Creo que no hace falta decir que tal toxina provoca un complicado acné (facilmente apreciable en este caso), pero que además conlleva otros males crónicos de tipo cardiovascular y hepático que hacían dudar sobre su supervivencia.
El líder opositor ha manifestado en varias ocasiones que le suministraron dioxina durante una cena, el 5 de septiembre, con el director de los servicios de seguridad, Ihor Smeshko, "ese fue el único lugar donde no había nadie de mi equipo y no se tomaron precauciones en relación con los alimentos". La Comisión parlamentaria encargada de estudiar el caso no descarta ninguna posibilidad, pero advierte que el candidato comió y bebió en otros lugares bien distintos en esa misma fecha.
La política española también presenta casos de envenenamiento similares, y para ello, tan sólo tenemos que remitirnos a lo acaecido en nuestro país en los últimos meses de la segunda legislatura popular en el Gobierno.
No es necesario utilizar dioxina, ni otro producto tóxico para conseguir el contagio de un líder político, tan sólo basta con una vil manipulación de los datos y la información para conseguir sembrar el odio entre un sector de la sociedad.
José María Aznar, el político más cabal de la democracia española, fue sometido por el grupo PRISA a un acoso y derribo sin precedentes en nuestra nación; y así, de la noche a la mañana, pasó al recuerdo la mejora económica de nuestro país, hundido en la miseria tras el abordaje del felipismo a la caja estatal, el afianzamiento de nuestras relaciones atlánticas, el nuevo papel primordial en la construcción de la Unión Europea del S.XXI, la lucha sin cuartel contra el terrorismo....
Basándose en desgraciados accidentes: Yak 42, Prestige, 11-M..., los secuaces polanquistas llevaron a cabo una ola de difamaciones hacia la figura del líder madrileño y sus ministros y colaboradores que consiguió como fruto, radicalizar a un amplio sector de la izquierda española, que no dudó en echarse a la calle y no pensar en las consecuencias de sus actuaciones. El resto es actualidad, la llegada de Zapo a la Moncloa, la pérdida de peso internacional, el freno al crecimiento económico...
Víktor Yúshenko sigue en la ola política y esperar convertirse en breve en presidente ucranio, mientras, José María Aznar, apartado voluntariamente de la política, aún tiene que defenderse de ciertos ataques postreros que sólo pretenden desviar la atención del mal hacer del ejecutivo Zapateriano.
El primero, según los médicos, se recupera favorablemente del envenenamiento recibido, el segundo aún tendrá que esperar unos años para que su figura quede totalmente restablecida, pero no me cabe duda que con el tiempo se valorará su gestión sobresaliente de un país heredado como olvidado en el norte de África y entregado al socialismo a la cabeza de Europa.
Sólo una cosa más, ¡¡¡CUIDÉMONOS DE LAS DIOXINAS PRISAICAS!!!
Paz Digital, 22-12-2004. Recuperado
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