Se acerca Semana Santa, un período muy marcado en la vida espiritual de cualquier católico. Mortificaciones, ayunos, abstinencia, promesas, devociones... Las procesiones manifiestan el fervor religioso a través del arte, cultura popular en la calle. Fe en la pasión, muerte y resurreción de Jesús.
El Gobierno socialista ha decidido aprobar una modificación polémica de la ley del aborto. Una chica de 16 años no podrá comprar tabaco pero podrá poner fin a su embarazo sin tener que pedir autorización a sus progenitores.
¿Era necesaria la revisión legislativa en este momento con la que está cayendo en el país? ¿Esconde la celeridad de la "miembra" Aído un "desviando, que es gerundio" a los problemas de España?
¿Pretende Rodríguez "morir matando" a sus principales enemigos?
La Iglesia Católica, incapacitada para lanzar la primera piedra en multitud de temas, ha comenzado una activa e intensa campaña de protesta en contra de esta reforma. El ciudadano de a pie ha demostrado estar concienciado con el tema, y tomando la calle (pacífica y educadamente) ha gritado "NO" al plan Zapatero en voz de medio millón de gargantas.
La cofradías han dejado de lado la campaña de la Conferencia Episcopal Española, desviando la cuestión al ámbito personal y obviando la realidad de su nacimiento. Han decidido decir "NO" al lazo blanco.
Vincular la existencia de las procesiones a un espectáculo folclórico al amparo del dinero dista mucho del mensaje que se pretende trasladar en los Estatutos de Creación.
¿Conoce usted algún progre capillita?
Paz Digital, 01-04-2008
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