Cuando el pueblo expresa su malestar a los gobernantes se pone en marcha un curioso juego de reproches, escusas y quejas varias.
Felipe González dice reconocer muy bien esos abucheos: "Me pasaba exactamente lo mismo hace 20 años". Y con lógica total. Sin tener en cuenta que nuestro actual presidente ha hecho bueno a cualquier político, la gente pitaba a Mr. X, ¿tal vez por su permisibilidad con la corrupción? ¿sería por los records del paro? ¿o por la malversación del dinero de todos los españoles?. 20 años después señor joyero, parece poco todo gesto que le regalaron los españoles.
De la Vega, quien no se salva de concierto de pitos en sus visitas a todo el territorio nacional, ha pedido a los diferentes grupos políticos "un avance en pedagogía política para buscar elementos que puedan permitirnos avanzar en ciudadanía". Palabrería de trilero semántico ante la libertad de expresión de la ciudadanía.
Chacón, molesta con los abucheos, estudia la fórmula que permita al Ministerio de Defensa impedir a la población mostrar su descontento con los representantes que hacen y deshacen a su antojo. En una línea similar se ha manifestado Rubalcaba, quien mantiene recientes en su cerebro los pitos recibidos durante los actos de celebración del día de la Guardia Civil.
Zapatero, acostumbrado, ha afirmado que los "abucheos forman parte del guión", restando importancia, mientras el Rey y el Príncipe han mostrado su descontento.
Unos y otros, prefieren dar la espalda a la verdad...
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