PRIETAS LAS FILAS
Son una especie animal digna de estudio científico pormenorizado. Ya sean barones, políticos activos o militantes de base, todos conocen a la perfección las reglas de conducta necesarias para formar parte del PSOE.
Bajo las siglas del partido y cn el carné como salvoconducto, los sociatas son capaces de someterse al poder establecido desde arriba sin levantar la voz, al menos de cara a la galería. No importa el tema a tratar, ni la implicación del sujeto en el caso, pero la postura ante los medios de comunicación y la sociedad civil ha de ser clara y no presentar la más mínima fisura:
- Que atravesamos la peor crisis económica de la democracia, silencio...
- Que soy católico y no comparto la ley del aborto, silencio...
- Que mi partido acumula más del 60% de los casos de corrupción, silencio...
- Que se manipula la Justicia de la mano del colega Garzón, silencio...
- Que nuestro líderes convierten a España en el hazmerreir de Europa, silencio...
- Que mi Gobierno ha negociado con ETA, silencio...
- Que mis representantes son unos impresentables sin preparación para el cargo que ocupan, silencio...
- Que la ley de igualdad perjudica los derechos de la mitad de la población, silencio...
- Que se derrocha el dinero en inversiones absurdas, silencio...
- Que ZP aumenta en un 70% el número de altos cargos, silencio...
Y no piensen en los Pepes Bono, Pacos Vazquez o Juanitos Ibarras, todos forman parte del plan establecido. Ellos, el aparente extremo más radical, son reconocidos actores que desarrollan a la perfección un papel establecido con antelación, la del socialista pro-centro, ligeramente crítico, pero que no duda a la hora de apretar el botón ante decisiones controvertidas.
Cuánto tiene que aprender la derecha española...
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