Si algo hay que reconocer a favor de los sujetos que promueven la independencia de Cataluña es su trabajo entregado por la causa.
Bien sea lavando el cerebro a inmigrantes cualificados, o lobotomizando el desarrollo neuronal de los niños en los colegios, la tarea de educar en el odio a España y en la necesidad de la soberanía se labra en el día a día y en la rutina habitual.
La dura faena da frutos...
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