El último profeta de la Humanidad, ya no tanto para los americanos según las últimas encuestas, trasladó a Zapatero una invitación a rezar en un acto organizado por cristianos conservadores, "The Family", en un desayuno que se celebra anualmente en la capital del país.
El Presidente Rodríguez, una vez aceptada la misiva, ha dedicado su oración con Obama a los parados, inmigrantes y homosexuales, votantes masivos, últimos ilusos engañados por las políticas destructivas del PSOE.
No ha dejado pasar la oportunidad para hablar de la maravillosa Alianza de Civilizaciones, esa organización tan costosa para España (¿alguien sabe a ciencia cierta cuántos millones de euros salen de nuestras maltrechas arcas?) que cuenta entre sus miembros con dictadores mafiosos que miran para otro lado cuando oyen hablar de Derechos Humanos. El precio Nobel de la Paz para ZP está resultando demasiado caro.
En Europa crece alocadamente un rumor preocupante, o tal vez no tanto conociendo la ineptitud de nuestros gestores, la posible intervención de la economía española desde altas esferas de la Unión como única solución viable a los problemas que arrastramos, atrapados por la nula toma de decisiones del Ejecutivo sociata. Cosas de liderar la Champions League de la Economía.
Mientras tanto, los nacionalistas, aprovechando los graves problemas que atravesamos, siguen manejando la cuestión a su antojo, desmembrando un país que asiste asustado, cual impúber demócrata, a las profundas transformaciones que sufrimos vertiginosamente desde 1.978.
España es un juguete roto.
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