Los últimos datos del asalto a la caja fuerte del socialismo andaluz rozan el patetismo político. Mientras aumentan los casos de saqueo de las arcas, Griñán y Rubalcaba lobotomizan a sus fieles en una fiesta organizada en una plaza de toros. Más cornada da el hambre, pensarán los cinco millones de paradas...
Una frase de Gómiz, "víctima" del enchufismo, resume a la perfección el socialismo andaluz: "Si me comprometiera con la ética no estaría trabajando con esta organización"
Laura Gómiz Nogales, presidenta de Invercaria, reconoció en una reunión interna las numerosas irregularidades en la gestión de esta empresa pública y el reparto discrecional de ayudas, y confesó que las más altas autoridades de la Junta estaban al tanto de las mismas.
Inversión y Gestión de Capital Riesgo de Andalucía (Invercaria) es una empresa pública perteneciente a la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía, participada al 100% por la Agencia IDEA, la archiconocida agencia del Fondo de Reptiles.
La Cámara de Cuentas ha adelantado que Invercaria incurrió en múltiples irregularidades, incluyendo la existencia de un fondo para repartir dinero público entre empresas de forma discrecional y al margen de los procedimientos administrativos. Invercaria repartió dinero a empresas que no lo solicitaban, a otras vinculadas con exaltos cargos del PSOE y a entidades que cerraban a las pocas semanas de recibir el dinero.
Su presidenta, Laura Gómiz Nogales, fue designada por el presidente andaluz, José Antonio Griñán, el 29 de julio de 2010. El 26 de abril de 2011 mantuvo una reunión con el entonces director de Promoción de Invercaria, Cristóbal Cantos Sánchez, a quien le solicitó que elaborase diversos expedientes con informes falsos y fecha del pasado para justificar ayudas que se habían concedido sin cumplir los requisitos legales, dado que la Cámara de Cuentas estaba realizando una auditoría. En esta reunión, de la que existe una grabación que ha sido incorporada como prueba judicial al caso de los ERE y a la que ha tenido acceso ABC, Gómiz reconoce las irregularidades, presiona a su subordinado y, cuando este muestra reparos deontológicos a las peticiones de la presidenta, zanja la cuestión con una máxima contundente: «Si me comprometiera con la ética no estaría trabajando con esta organización». A continuación se desglosan con extractos literales las numerosas irregularidades a las que alude la presidenta de Invercaria.
Ayudas sin procedimientos
La conversación comienza con la presidenta explicando a Cantos que hay que hacer legales los expedientes a posteriori ante la investigación de la Cámara de Cuentas. Gómiz admite en numerosas ocasiones que las ayudas se han repartido sin respetar procedimiento alguno.
—Laura Gómiz (L. G.): «Pero vamos a ver, ¿qué es lo que a mí me preocupa? ¿Vale? Aquí no hay unos procedimientos… o sea, quiero decirte, yo puedo coger y decir: “Con criterios de igualdad, de publicidad y de… unos criterios porque soy empresa pública, doy el dinero”. ¿Vale? Pero nadie me ha escrito esos criterios. No hay una Administración que tenga que seguir unos pasos ni una… Debería tener esos criterios internos establecidos, ¿vale? Unos procedimientos para que no me vengan… “a cualquiera se le ha dado sin unos análisis”. ¿Sabes? Entonces lo único que quiero son unos procedimientos que no están».
—Cristóbal Cantos (C. C): «Vale».
En otro momento de la conversación se vuelve a tomar el asunto:
—L. G. «Pero no porque se hayan hecho las cosas mal, sino porque es que el procedimiento no se ha seguido. Es que no había procedimiento».
Informes falsos
Tras dejar claro que las ayudas se han otorgado sin cumplir el procedimiento, la presidenta de Invercaria pide a su subordinado que haga informes falsos para justificarlas, a lo que este se niega.
—C. C. «Yo te tengo que ser honrado. Yo te hago un informe y te digo: “Con fecha tal elaboro un informe y hago un Plan de Negocios de esta empresa y con estos datos”. Y te lo paso así. Ahora, si tú me dices: “No, hazlo con fecha 2007”... ¡Laura!, ¿cómo voy a hacer eso?» (...)
—L. G. «Bueno, vale, Cristóbal. Entonces, ¿qué me estas diciendo? ¿Que no vas a hacer los… los…?».
—C. C: «Escúchame: yo no puedo hacer un informe que no es cierto. Yo te… tú me encargas un informe. Yo te hago y te pongo la verdad. Y tú decides si merece la pena o no».
—L. G. «Bueno, Cristóbal, entonces no me vales como trabajador de Invercaria».
La presidenta de Invercaria insiste en que Cantos haga los informes sin fecha para poder justificar a posteriori las ayudas otorgadas:
—L. G. «Yo soy la primera que ha recomendado que montemos los expedientes de todas las empresas en las que hemos entrado».
—C. C. «Perfecto, pero con fecha de hoy, ¿no, Laura?»
—L. G. «¿Con fecha de qué?»
—C. C. «De hoy. Es decir, se hace un plan de negocios hoy».
—L. G. «¡No! ¡Y dale con la fecha! ¡No le pongas fecha! (...) La fecha en la que nos... Anterior. Y tú dices: no lo hag... No se hace».
—C. C. «Eso es un informe falso, Laura».
En otro momento, Gómiz admite que se están haciendo informes falsos:
—L. G. «Es que… vamos a ver, en toda la Agencia [IDEA] parece, parece mentira… Es que no te estás dando cuenta: la Agencia está ahora mismo preparando expedientes. La Agencia, todo el equipo directivo de la Agencia…».
—C. C. «Te pregunto: ¿pasados?»
—L. G. «Pasados»
—C. C. «Vale. Laura…».
—L. G. «Cristóbal…».
—C. C. «No quiero saberlo. No quiero saberlo, Laura. Porque me pones en un compromiso. No quiero saberlo».
Ante los reparos éticos de Cantos, Gómiz se muestra contundente:
—L. G. «Si me comprometiera con la ética no estaría trabajando en esta organización».
La cúpula, al corriente
En otro momento de la tensa conversación, Cantos alega que lo que hay que hacer es informar a los superiores, ante lo cual la presidenta admite que lo saben todo.
—L. G. «Que yo ahora vaya… que yo ahora vaya… ¡pero vamos a ver! Cristóbal... ¡Que vivas donde puñetero estás! ¿Tú te crees que yo puedo sacar mierda como esta en esta situación? Que tú estás en una Administración Pública».
—C. C. «Laura, Laura... No es sacarla. Es decírselo a nuestros jefes por escrito. Es decírselo, Laura».
—L. G. «Pero... ¡que ya lo saben!»
—C. C. «Si esto mismo que tú me estás diciendo…».
—L. G. «¡¡Que ya lo sa-ben!!».
La presidenta de Invercaria admite que el Consejo de Administración lo sabe todo y alude a las ayudas a «empresas problemáticas».
—L. G. «Vamos, Cristóbal, que yo sé dónde estoy, y tú ahora mismo no estás, con esta actitud, no estás sabiendo dónde estás. Yo, te lo digo de verdad… ¿Tú te crees…? Te lo he dicho lo primero, antes de que empezásemos esta reunión, te he dicho: “Mis mayores”…».
—C. C. «Sí…».
—L. G. «¿Sabes?, que son los miembros del Consejo de Administración, ¿vale?...».
—C. C. «¿Te lo han pedido por escrito?».
—L. G. «… Saben, te digo, Cristóbal, no te digo… hmmm… no te… hmmm… Saben perfectamente qué es lo que hay aquí: qué informes no hay. Qué informes faltan. Saben ese detalle que yo he pedido ahora a la de esta, pero saben qué empresas hay problemáticas…».
—C. C. «¿Tienen un informe que lo dice?, ¿tienen un informe?... ¿… o lo saben de oídas? Te pregunto, Laura, porque…».
—L. G. «Lo sab… no, de oídas, no. Lo saben porque se lo he dicho yo».
—C. C. «Te recomiendo que hagas un informe y se lo des por escrito».
En otro momento, Gómiz implica directamente al director general de la Agencia IDEA, Antonio Valverde:
—L. G. «No, no, no, no. Yo no estoy en las mismas. Te he puesto el ejemplo, es que esto es con organización. Te he puesto mis ejemplos y tengo a la Cámara de Cuentas, que no es un teatro ni tengo nada: a la Cámara de Cuentas. Yo me voy a la Cámara de Cuentas y le digo: “Tío, en Identivia… mira lo que hay. Es que no había… hmmmm… no hay nada. Saca lo que quieras”. ¡Joder!, Cristóbal, ¿tú te crees que Antonio Valverde no está al tanto de todo lo que hay aquí? Pero bueno, ¿tú te crees? ¿tú te crees?...».
—C. C. «¡Pero no me asustes más! ¡Joé!».
Temor a Alaya
En otro momento de la conversación, se alude al caso de los ERE y al temor que hay en el actual Gobierno andaluz por su vinculación con el asunto.
—L. G. «Todavía, a fecha de ahora la responsabilidad, además de mi cabeza, ¿vale?, es de los que están por encima mío. Por debajo no hay nadie con responsabilidad porque para eso no se firma nada. Soy yo la que firma las cosas».
—C. C. «Ya…».
—L. G. «¿Vale? Entonces yo no puedo coger y decir: «Los que están por encima mía o han estado…”, y ya no hablo por mi inmediato jefe, que ya ha salido, sino muchos de los que ya han salido y que tienen todavía un nombre y que estarán en otros sitios. Pero que yo no me voy a crear ni enemigos ni me voy a… ni me voy a echar mierda hacia arriba. Porque el tema de los ERE, ¿te crees tú que para el consejero de ahora, que acaba de llegar, no es un problema? Está hiper-canijo», explica.
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