Hoy me limito a copiar una carta, de Rosa Alcaraz, a sus hijas y hermano asesinados por ETA:
Queridas hijas y hermano: Hoy hace 20 años que os separaron de nosotros. Poco después volvimos a sufrir la perdida de vuestro abuelo Antonio que tanto os quería. Ahora, después de 20 años, el padre de papá, vuestro otro abuelo, está pasando por una enfermedad difícil. Así que podéis imaginaros los momentos por los que estamos pasando, pero aún así me dais fuerza para poder deciros como nos sentimos después de tanto tiempo.
Como ya sabéis, las cosas no han cambiado mucho. Siguen matando mientras el Gobierno sigue negociando. Bueno, algo ha cambiado. Lamentablemente, los asesinos y todo su entorno han conseguido entrar a gobernar en los ayuntamientos, a los terroristas se les llaman «hombres de paz» y a los atentados se les llama «accidentes». O sea, que según Zapatero, vosotros y vuestros vecinos perdisteis la vida en un accidente. Pero a mí no me van a convencer de todas estas mentiras. Yo sé que a vosotros os quitaron la vida con una bomba. Por cierto, os diré que el que ordenó poner la bomba para que todos saltáramos por los aires, en la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, se llama Josu Ternera y que, irónicamente, estuvo en la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. El Gobierno, lejos de perseguirle, se reúne con él.
Se forman tertulias y debates en la televisión y en la radio. Algunos periodistas -y otros que no lo son- se permiten decir quiénes son víctimas y quiénes no. Incluso se permiten el lujo de medir el dolor de una u otra víctima. Dicen que los hermanos no somos víctimas, que unas son más víctimas que otras porque pertenecen a un partido político o a otro, que al tío José le tocó la lotería el día que os mataron?
Al tío José le insultan, le amenazan, le calumnian e, incluso, personas afines al Gobierno le ponen una querella por criticar su política en defensa de las víctimas. Nos dicen que nosotros no queremos que se acabe el terrorismo. ¡Mentira! Queremos que se acabe, pero con dignidad y justicia. Que no se use a las víctimas como carne barata en un mercado de muerte. Que nos escuchen. Que se entreguen las armas. Que se entreguen los terroristas. Que se cumplan las condenas. Eso queremos.
Ángel, quiero que sepas que nuestro hermano está defendiendo vuestra memoria a pesar de todo a lo que ha tenido que renunciar y soportar. Que su voz es la mía, la vuestra y la de muchas víctimas que estamos con él. Podemos estar muy orgullosos.
Con esta carta quiero mandar todo mi apoyo a los padres y familiares de los dos guardias civiles asesinados por ETA que han dado la vida por España como tantos otros. Me uno a vuestro dolor. Esther, Miriam y Ángel: en vuestro nombre, rendición, ¡no!
Papá, mamá y vuestras hermanas os llevamos siempre en el corazón.
Rosa María ALCARAZ
Hermana del presidente de la AVT
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